viernes, diciembre 28, 2012

Symns y River y la Copa Libertadores

A Symns lo solía ver en las noches de Lipiria - siempre hay que tergiversar el lugar, extraviar la ruta - Empezábamos hablando de algún poeta maldito, de Fito Páez, con cordialidad nos comentábamos preferencias y en más de alguna oportunidad una severa discrepancia. Pero después de unos tragos necesariamente desembocábamos en River, la maldición de los 10 años y el Búfalo Funes. Ese tremendo animal que se encargó de romper el maleficio y que lamentablemente nos dejó temprano. Y Symns dale a la fábula, memoria y escabio; parecido a René Orlando Housemann, aquel puntero derecho que alguna vez vistió la camiseta de River y jugó una final de Copa del Mundo. No como el Bichi, que entró unos minutos en ese segundo Mundial y tuvo mala suerte, le tocó en el plantel un triunvirato de nombres; Maradona, Bochinni y Trobianni. Symns hablaba del fin del hechizo, corría el año 1986, Juan Gilberto Funes explotaba en la cancha de Nuñez y el Bichi partía a Italia a enrolarse en el Milán. Era el primer título de Los Millonarios en el concierto internacional y con claridad se sacaban el estigma de “Gallinas “- no sé si lo saben- ese apodo viene de una noche en los pastos de Nuñoa, 20 años antes. El mismo estadio que albergó una final de Copa del Mundo nuevamente era testigo de una hazaña; se jugaba el tercer partido de la final de Copa Libertadores y River ganaba 2-0, aunque hay que decir una cosa: al frente estaba Peñarol, los Yoruguas son famosos por eso, sacaron una ganzúa y dieron vuelta el encuentro… Comenzaba así la leyenda del maleficio; se repetiría 10 años después, la misma final, el mismo estadio que albergó un campo de prisioneros, la misma tragedia, otro rival; Cruzeiro. Validando la tésis del maleficio el pánico se instaló en los hinchas Riverplatenses cada diez años. Pero Juan Gilberto, el Corazón, la cancha de Nuñez, son demasiadas aristas para sostener un conjuro. Con una certera estocada el Búfalo encontró el antídoto y River alzó la esquiva Copa, ignorando que 10 años después se repetiría la misma final, el mismo rival, la cancha de Nuñez y otra vez la Copa adornando las vitrinas del Monumental. A Symns le logro ver la banda en los ojos, extravía la mirada, pide un Whisky en la barra, gira sobre si mismo y emprende la retirada. Fue la última vez que lo ví. Hace unos días atrás me enteré por la prensa que River había sido eliminado de la Copa por Libertad de Paraguay y la maldición del conjuro volvía a cobrar sentido. No debe haber sido una buena noticia para Enrique.

miércoles, diciembre 26, 2012

El espacio después del vértigo y viceversa

A mi cuerpo le pasaron una ósea factura y me encuentro postrado con la pierna en un andamio y mi acostumbrada rutina está trunca; mi cabeza deambula entre el ruido de la acera contigua y ese zumbido que no deja de confundir - el espacio después del vértigo - El diálogo de noche, el vino reflejado en un vidrio catedral, el cenicero que acumula cenizas y el sonido de un tango - como se evoca el pasado - Porque de niño siempre dibujé islas y barcos y aldeas; porque me quedé tartamudo después de ver la muerte - tenía tres años - porque se me quitó en Fray Jorge, porque lo re-visité 28 años después, porque vi zorros en Fray Jorge. Entonces me volqué, Volví. Hoy que es fines de Octubre, mi cama-Mañio, mi pierna extendida, mi dolor - el vértigo después del espacio -

lunes, diciembre 24, 2012

El Gigante de Puerto Inglés

Una voz interna lo llamó y se fue a vivir a Mas a Tierra, hace ya mas de tres lustros que habitaba la isla mayor de el Archipiélago Juan Fernandez antes de que un misterioso hecho se lo llevara para siempre. A Melgarejo lo conocí en los albores de 1993, año en que se filmó el mentado documental que dio pie a la investigación de Bernard Kaiser; esa que trata de dilucidar el misterioso entierro del tesoro de Lord Anson. Su aspecto de naufrago, de solitario hombre de mar, habitante por decisión propia de las venturadas islas del Pacífico sur - casi una reminiscencia de Selkirk - y como tal, se topó con una historia antigua. A la luz de esta fortuita voragine, años más tarde se convirtió en el Capataz de las faenas arqueológicas en busca del famoso tesoro. Discovery Channel lo hizo sin querer, de algún modo encubierto lo citó para que fuera parte de una de las tantas leyendas que se empezaron a tejer a partir de 1998 - el oro no aparecerá antes de que mueran seis hombres en el mar y dos mas en la tierra- Sin embargo, esas palabras que surgieron de boca en boca y que a su vez lo tendrían como el último de la lista, nunca minaron su entusiasmo, las tomó como parte de la imaginería que circunda a todo entierro. Cobijado de la tempestad que vendría, desempeñó sus labores con extraordinaria pulcritud. Hombre de pala y bastón, de dulce sonrisa, de carismático semblante. La última vez que lo vi, recuerdo que los paleros que estaban bajo el alero de su voz de mando lo trataban con respeto, nunca esbozó una mala cara, siempre mostró la tierra que caía de sus puños, como si ese gesto fuera la continuación de la sombra del gigante de Puerto Inglés.

Amotinado

Abandonaste el barco antes de que empezaran los enconados vientos, los principios de conato, las disputas de poder. No le diste tiempo a que probara su fortaleza frente a las deleslables ráfagas. Tus razones tendrías, lo se. Sin embargo, te fuiste silenciosa y lo dejaste a solas. Ese inmenso espacio se volcó sobre mis hombros. Una cáscara de nuez cabalgando en la inmensidad del océano ( No había sitio para un corazón amotinado )

Las cartas

Te escribo en esta nomenclatura por que yo no sé si tu sabes de que se compone mi letra - Arcaica e Indecifrable - y me es mucho mas cómoda esta; la epistolar es una de las formas de comunicación que mas me sorprende. Existe en la cubierta de un barco, en una casilla en la oficina inferior de Correos, en ese buzón perdido en algún país perdido o simplemente en el mueble donde reposan cartolas, partes e invitaciones. Son cartas, atemporales. Describen el presente que habito y recorro. Por eso esta noche, me vi envuelto en esta vocación postergada y el curso de las palabras que se volcaron al torrente de este pequeño texto dan cuenta de lo que sucede en este rincón. De ahí su importancia, su bruta importancia

Los Otros

A diario convivo con ellos, con los que cohabito en este alargado cuerpo. Con los que están habituados al Vino y el humo, los que son acertivos y juegan y son hinchas. Y como uno esta lleno de inquietudes y busca, germinan. Y se encuentra con los otros; los que piensan , los que son intrinsicamente voyeristas y miran. Esos que se detienen en un pequeño ademán y atesoran un peculiar gesto. De ese tesoro se nutren - Los otros - los que se instalan y miran y escuchan y beben. Los que de alguna manera encubierta están sosteniendo a este que soy; una madeja de nudos y cuerdas y dedos y notas y dudas…

Día D

Desarmado sobre un terreno, despojado de un techo, deambulando en el frío, desprovisto de abrigo, debajo de un poste - delgado - desafío a la lluvia, desnudo. Dócil dominio del clima, dilata dudoso sus dardos de agua.

Beso

Me dejaré crecer los bigotes y tendrás que buscar unas grandes tijeras de sastre, para poder colgar de mis labios afables: tus dedos, tu boca muda y tus ojos de gata Porteña.

Cadaver esquisito II

Cada vez que la O circula y la E empieza, una A me atrae; y no solamente por devoción a las vocales. También la S sigsagea, así como de la D dependo. Sin embargo, esto no es una Le, lezera.

Un paso

Yo voy un paso adelante, no dejes tus pies a un lado. Y como hemos vuelto a palpar esa pequeña y precisa estadía, sigo adelante con zancadas seguras. No dejes tus pies a un lado, yo voy un paso adelante.

Servicio Militar

Cuando camino hacia el cantón con los dedos cruzados. Me hice la siguiente pregunta: ¿ si me dejan adentro podrán lavarme el cerebro los que visten uniforme ? Moraleja: Por cortesía de los trámites burocráticos estoy atónito de las influencias.

Pedro Huenteo

Artífice de la memoria, cuenta. Dibuja En la mente sus tierras, transcribe en las hojas su condición de nativo, circunscrita por el monte - torcido - mirando el mar. Allá en el sur se perdieron sus ojos. Allá en el sur se conjugan entre canal y barcaza. Allá en el sur Pedro Huenteo se pasa, impávido, como queriendo estrechar - se conoce los rincones, las horas, las pilchas y hasta los arreboles - Con suave tacto detecta la rendija que gime de frío, espasmo engullido en su total opasidad. Arrebatado de iris y cornea y bastoncitos...

Si te viera

Si te viera en la calle te seguiría a una cierta distancia; digamos a media cuadra, de manera que al llegar tu a tu esquina tenga un previlegiado espacio para saber detenerme - si el semáforo que te mira indica que pares - entonces me voltearía rapidamente, me tomaría el pelo, sacaría algo del bolso, amagaría, como un inofensivo sortilegio, Amagaría. Si te viera en el metro sería distinto, es decir, si te viera caminar por el andén, esperando con calmada impaciencia que se abran las puertas del carro, me subiría en el vecino vagón - no ya un comunicado tren - y observaría con encubierto ademán la carpeta que sostienen tus manos, descifrando por la ovalada rendija, los extraviados datos, ajenos al día en que sorteando otros rostros te diviso casual Si te viera en algún mercado eso sería sin duda otra cosa; estarías escudriñando en semillas, anudándote anillos, colgando un morral. Por lo que inevitablemente Me detendría en el puesto de enfrente - detrás del mostrador - y agazapado y atento, esa alegoría viviente del ruedo se suma en seguida al vínculo estrecho del giro; en donde sin mediar una tregua, el vaivén del lenguaje se acopla en tus ojos, felinos. Esparciendo un atónito gesto en el mercader.

La Mueca

Esa sucesiva réplica de numerosas dudas y diversos estados he inquietas instancias - como la censura - aquella inquisidora actitud que de un pérfido modo nos visita hoy en día en las aulas. De esa manera, la inocua postergación del ineludible concepto de ser humano íntegro; compuesto también con axilas, senos y pelvis. Paradojalmente despiertan la ira en estos jardines de Dios. Ante tales advenimientos contesto con una irreverente mueca. ( Censura del Popol Vuh - Campus Oriente )

sábado, diciembre 22, 2012

Día Jueves

No hago otra cosa que componerme de esto que llamas alegoría y que por un segundo desenreda mi mente; soportando con fluido agazajo todo tipo de connotaciones que superponen tu figura por sobre este vacío que observo, pero no lo observo. Mi cerebral contextura divaga, piensa, transcribe. Asimila con suave tacto tu escénica circunscripción y luego vuelve a esto que palpo, es decir, a este circunstancial estado en que te pienso. Entonces las palabras se vuelcan, de pronto como un módico trueque, donde el intermediario no cesa de oprimirme la sien y el lapidario acertijo transforma la hoja vacía en una suerte de electro-encefalograma y que por obra y gracia del impulso que dicta esta encrucijada en que me detengo, amontona con ordenada regla estas elucubraciones. Pero basta tan solo una duda para volver a recomenzar , ya sin la necesidad de la escafandra, ni el buzo, ni los objetos de plata. Más bien, con la certeza del aguijón de una abeja poder acertar en el centro de tu coraza y arrebatarte de a poco la estrepitosa independencia con que se escabulle tu risa, tus manos, tu boca. Tenderles un cerco, domesticando tus labios. Tus brazos, anudarlos a mis cajones tangencialmente delimitados por estos rumbos que no hacen otra cosa que recomponerse del estupor con que se compone tu lejana distancia. Divagar, divagar, divagar. Estructuralmente de esto están hechos los días en que me sacudo de ruinas; melancólicas alegorías con que dejo pasar el estertorozo estado en que no te tengo y volver a las hojas es una frecuente terapia en que me sumerjo. Como hoy, que es un día jueves.

Como consecuencia...

Como consecuencia de este diminuto rayo de luz que traspasa como un hilo la rendija; computo las horas que demoras en llegar al lugar que fue previsto antes de la fecundación de nuestras microscópicas bases.

Tres

Tres es un número que por circunstancias astrales no me conviene. Provengo del más absoluto dúo; signo que alberga a ese par de sujetos que conviven conmigo. Por eso la sensación de un tercer reflejo en el espejo me anula. Me incomoda su extensión, porque está claro que existe una larga sesión de debates sobre la dualidad; pero entrar en el terreno de la triunvirato es algo para lo que no estoy preparado. Tres es un número que no me conviene…

viernes, diciembre 21, 2012

Escape

Esta noche en que regreso tambaleado de alcohol y suspendido en tu ya sabes. Abro la puerta de mi solitario rincón sin un peso apuñalándome la nuca, es decir, que con tanto escape he podido desprenderme de tu última imagen y mi concepción de hombre sombrío ha abierto ese arco iris escondido en tanta ropa negra.

Autismo

Tengo una vocación predilecta por el autismo; porque me induce a puntualizar paso por paso el desorden de mi vertiente ficticia. Y si un relampagueante destello se torna intimista en el interior de mi viscosa dicción, dosifico el terreno otorgado al elogio devolviendo el complejo agazajo a su lozano estado uterino.

Un papel blanco

Un papel blanco sobrevolando esta faja blanca que nos separa. Y no solamente la faja, los cafés y los cines y las vicisitudes urbanas y sus determinados espacios. Sin embargo, incrustado en la cinta de una Royal vieja y el léxico que la rije transito en un papel blanco, de noche, sobrevolando la cima del Aconcagua. Un papel blanco en la oficina inferior de correos. Un papel blanco debajo de la rendija de tus aposentos en la calle Perú. Sobre todo, un papel blanco en tus pardos ojos Porteños.

Como un ángel

Como un reloj de bolsillo, donde el segundero marca siempre el atraso. Para desmitificar a los angeles de Win Wenders que se esconden en la guantera de un Wolks; envolviendo ese trocito de ? Como un acertijo, un ojo. Con la cara llena de timidez, como lo harían en sus noches-dias a oscuras en los cajones sin fondo en el fondo de su vorágine diáfana, de las puertas, de cerca y a solas. Como nosotros en esta ciudad de los viernes y a media tarde. Como la lluvia que cae en forma copiosa sobre el tejado y el ángel de casa se esconde en su rincón predilecto; soplando el residuo del té, migas al suelo, insignificantes estalactitas de azúcar morena rodando sobre el piso de esta húmeda casa. Como el tiempo, siempre tan circular. Como tu, calma y escurridiza. Como un halo de tren.

Penélope Glamour

Penélope Glamour. Yo sé que te desagrada ese apelativo Pero a mi me provoca una sensación desgranada en varios años. Digamos, como una constante interrelación de pupilas que observan con un tono un tanto disperso las estaciones transcurridas a lo largo del calendario. Digo disperso, porque como nos vemos de vez en cuando, ese mero lapsus ya es una anécdota del pasado y a la vez conecta concretamente las horas anteriores con las que visitan mis ojos en estos segundos; perdiendo inevitablemente esa connotación de distancia. Y eso es extraño, no se por que sucede, no lo puedo explicar. Pero si se accede, si realmente se accede, yo no lo catalogaría como una intromisión, solo que ya no entraría por la puerta trasera, ni en un teléfono se nublaría tu cara, ni tampoco recaer en Dionisio o alguna otra estupidez para suplir esa duda, solamente accedería. Es una curiosidad que desborda mi estómago y embauca mi mente y complace mi vista; y con esto te podrás dar por aludida ( estás linda ) como el aurea de una Amapola, como la aguda nota que en mi ventana da un Mirlo.

Gabriela es como...

Yo supe acoplarme a esa rutina del dedo en la hoja y así como tu, hoja tras hoja develar una historia; pero ese rumbo, donde conjuro la travesía de asimilar cada gesto y convocarme de vos, necesariamente tiene memoria. El derrotero nos condujo por esos paisajes, saltando los días. Para luego poder contarte que, cuando uno contempla también busca en ese espesor de las hojas, una condescendencia escondida, un aroma extraviado. Y como usted sabe, yo he buscado edificar de diversas maneras. Gabriela es como un libro; expectante, abierto en esta página.

Tercer dedo de la derecha

Todo empezaba ahí, en el tercer dedo de la derecha. Algo más que un anillo colgando del anular. Sabiamente deslizado sobre el traje de terciopelo - y mi ojos - esperando algún quiebre auditivo que hiciera incapie en el desborde del tercer dedo de la derecha. Sin embargo, su personalidad ocea corona al dedo meñique y este a su vez lo devuelve a su trono. Inoperante reinado del tercer dedo de la derecha; ya no repite el discurso de antaño.

A Raimundo Tupper en el día de su muerte

Hoy se nos fue el Mumo. Ese que desbordaba por ambas puntas, sorteando rivales. Y más de una vez me dejó en el piso. La última vez que lo vi hablamos del campeonato, del clásico, de su gol en el arco sur. Y hoy con tristeza sabemos que ya no habrá otro. Saltó de un noveno piso y su cuerpo yace tumbado. Ya no quería aplausos, ni notas; quizás para estar en un estadio mas grande junto a Garrincha y al Búfalo Funes. Sin autógrafos, sin relatores. En ese inmenso campo de juego la saeta desborda mientras yo escribo…

Las Palabras

Me gustan las palabras esdrújulas, música por ejemplo. Aunque no descarto las graves, ya que desde el origen siempre han sido una buena pregunta para entrar en el terreno de las agudas, porque raíz acompaña esa cadencia del cuerpo y el método empleado me vuelve indeciso a la hora de volver al compás del país. Entonces la táctica se transforma en un arreglado soporte, que con su inclinación áspera se vuelve un sostén de este eufórico régimen de distancia - pero no me gusta la palabra distancia - Prefiero el itinerario de un papel blanco. Y en ese prospecto, la estrategia se da línea a línea. Como vez, sin duda que es grave. Aunque la aguda fascinación por estos vocablos desglosen la inoperancia de cuerpos y el hecho de seducir a través de palabras se inserte en este coloquio a intervalos.

Cadaver Esquisito

Hoy tuve una cuota de lucidez, se coló en mi intelecto alrededor de las tres. En la superposición de una nube y un pez. Basicamente parecía una red, descolgada de un rombo sobrevolaba un compás. Al lado de un sordo no era capaz, no entendería. No obstante era la vía, el conducto; no un oleoducto. Ese es oscuro, denegrido. Este se parece mas a un zumbido, como un aullido en la estepa. Claro, no es como una teta: aquella es rosada amarilla u oscura. Según venga la casta, No la canasta.

Ella

Puedo decir que te vi circular infinidad de veces y que tus grandes ojos fueron como un imán. Incluso puedo decir que mi excesiva cautela condujo esa citadina energía a un epicentro de similitudes insospechadas - fue en un concurrido bar - y ese murmullo interno dictó la línea de fuego. Ya no existía la necesidad de replegarse. todo el barrio tenía tu nombre. El café, la ventanita , el ladrido de un perro…

Una salida

Te salvo la campana. Es tarde, día lunes, otro día nos besamos…

El paso del tiempo

Adoro a los árboles que con el paso del tiempo, sus cimientos van siendo copados por una hiedra. Piso a piso los van envolviendo, arrebatándoles sus pequeñas ventanas, despojando sus vetas de la simple mirada de un transeúnte -que como yo - escudriña en el progreso del calendario. Casi como una duna cubre las laderas de una costa.

Palabras

La estrella que guía la trastienda de estas palabras, se incrusta en una llamarada de auxilio. Atenta plegaria de un hombre que está tratando de ver el interior de sus debilidades. Dicotomías, cruces, desvíos

El ingreso de un pueblo

Los comentarios como las apreciaciones, se componen de lectura y oreja, de mirada raza, de uso horario y lenguaje. Y como a veces no estoy vestido de traje te lo digo en la cara. Mira, atesora y escucha. El sonido de una trucha se diferencia por el giro, no como el afuerino salmón; que con sus márgenes de producción solventa el ingreso de un pueblo

Micro

Cómo poder pintarte con trazos sutiles si ni siquiera tengo un rastro que guíe mi desbocada búsqueda de tu imagen bajada de una micro…

Dead Man

Al hombre muerto el negro lo ronda. La opacidad de la vestimenta lo envuelve, lo ronda el rio, la barca. En un pueblo del norte le hizo un guiño hace años. Al hombre muerto lo ronda el desapego, el despojo del cuerpo. El hombre muerto lo ve desde el mar, La lápida escrita con la fuerza de las olas.

Apuntes del Manuscrito

En la madeja del árbol subterráneo te sentaste a esperar que el tren llegara a destino. Y evocando una premonición urbana me subí en la previa estación a recrear la pluma del Manuscrito que vería bajar tu estampa atrapada en otra ciudad ( tenías carita de sueño)

Noches

En las noches que me ausenté de la barra escribí esta mezcla de cara lavada y sin maquillaje. La semblanza del desasosiego atravesó la baza de la conciencia y me condujo por esta carrera del contrapunto. Fuiste mi propio carnaval, disfruté a mi manera de las aglomeraciones que hacían mas notoria tu ausencia; y qué me provocó tu intempestiva falta. El cielo no es mas azul, la máscara boreal del planetario giró los soportes de tu límpida mirada y mantuve la distancia, para volver a deshojar un antifaz.

Una Mujer

Una mujer que desprecia un ramo de flores, duda de ella. Y no porque haya sido el ramo equivocado, desconoce el aroma. Su piel ajada se llena de erupciones y está ausente de olfato. Una mujer que te cela a pito de nada, duda de ella. Esa mujer que crees conocer te dará la vuelta apenas pueda. Una mujer que habla mal de ti enfrente de tus amigos, duda de ella. Esa es una mujer que su ego permite ciertas licencias.

Las Rosas

No solo los Tulipanes. Los Nenúfares y su flor, son vegetales tan apetecibles e imprescindibles como el aroma. Cuantas veces pasé enfrente de un Jazmín y su fresca fragancia me remontó a un barrio del DF, a una cita de antaño ( como aquella que rechazaste por pura moldura ) Solo las Rosas. La delicadeza de un olor es como el vino, el aroma puede tener matices de euforia o pereza. Simples acordes del reflejo de descorchar una emoción.

No Surrender

Por qué siempre te me apareces en los sueños. Esa sistemática reiteración de tu rostro deambulando en mis paisajes oníricos. Generando viajes al pasado, donde me visto con ese particular traje de; indagando en esos elementos no resueltos, episodios que se repiten. Y cada vez que eso sucede, recapitulo en estado de vigilia cada uno de los detalles que conformaron esa edificación, dilucidando las estrategias para revelar por qué acontece. Y el acertijo no transfiere los datos, no evoca sus antecedentes. Pero de qué esta compuesto este material, por qué se enquistó en mi subconsciente. Como si esto fuera un rotativo interminable y que por arte de magia elude la cicatrización. Ya sé; los hilos no enhebraron las agujas y sigo siendo prisionero de mis propios fantasmas.