Veníamos llegando desde Montañita y paramos en la casa de los hermanos Franco situada en el barrio de Urdeza- pero después de una noche regada de copas y dateada labia- nos levantamos muy temprano para embarcarnos desde una de las riberas del río Guayas en dirección a Durán; para posteriormente subirnos en algún vagón del tren que nos conduciría del puerto de Guayaquil hasta el poblado de Alausí...
Bolo Franco nos habló mucho rato de La Nariz del Diablo, nos dijo que era un famoso trayecto ferroviario que valía la pena ver desde el techo del tren...
Nombró a Gabriel García Moreno como uno de los precursores de dicho proyecto y que terminó el General Eloy Alfaro a principios del siglo XX...
Lo cierto es que después de dejar la localidad de Milagros el tren comenzó a subir la cordillera de Los Andes...
Una vez que esa cuncuna se deslizó por los rieles de la Sierra comencé a visualizar en mi mente La Nariz del Diablo...
Head ( como lo llamaré hoy ) tenía la cabeza gacha y escuchaba música en un walkman, ignorando que después de la infinidad de curvas el tren se introduciría en un largo túnel...
Lo que pasó después de ese episodio se ha transformado en una de las anécdotas mas cómicas de las que tenga registro en un viaje de tren...
Este zigzagueaba y Head solo atendía al sonido que le proporcionaba ese pequeño aparato, cuando de golpe todo se oscureció; el humo de la chimenea del tren hizo que la temperatura al interior del túnel subiera considerablemente, diría que casi hasta quemarte...
Se escucharon algunos gritos de desesperación y por fin la luz nuevamente...
Head, que estaba muy desconcertado emitió la siguiente afirmación: pensé que el tren se había descarrilado y que estaba muerto...
Y claro, ese paraje no era otro que el mismo infierno...
