lunes, diciembre 24, 2012

El Gigante de Puerto Inglés

Una voz interna lo llamó y se fue a vivir a Mas a Tierra, hace ya mas de tres lustros que habitaba la isla mayor de el Archipiélago Juan Fernandez antes de que un misterioso hecho se lo llevara para siempre. A Melgarejo lo conocí en los albores de 1993, año en que se filmó el mentado documental que dio pie a la investigación de Bernard Kaiser; esa que trata de dilucidar el misterioso entierro del tesoro de Lord Anson. Su aspecto de naufrago, de solitario hombre de mar, habitante por decisión propia de las venturadas islas del Pacífico sur - casi una reminiscencia de Selkirk - y como tal, se topó con una historia antigua. A la luz de esta fortuita voragine, años más tarde se convirtió en el Capataz de las faenas arqueológicas en busca del famoso tesoro. Discovery Channel lo hizo sin querer, de algún modo encubierto lo citó para que fuera parte de una de las tantas leyendas que se empezaron a tejer a partir de 1998 - el oro no aparecerá antes de que mueran seis hombres en el mar y dos mas en la tierra- Sin embargo, esas palabras que surgieron de boca en boca y que a su vez lo tendrían como el último de la lista, nunca minaron su entusiasmo, las tomó como parte de la imaginería que circunda a todo entierro. Cobijado de la tempestad que vendría, desempeñó sus labores con extraordinaria pulcritud. Hombre de pala y bastón, de dulce sonrisa, de carismático semblante. La última vez que lo vi, recuerdo que los paleros que estaban bajo el alero de su voz de mando lo trataban con respeto, nunca esbozó una mala cara, siempre mostró la tierra que caía de sus puños, como si ese gesto fuera la continuación de la sombra del gigante de Puerto Inglés.