lunes, diciembre 24, 2012

Si te viera

Si te viera en la calle te seguiría a una cierta distancia; digamos a media cuadra, de manera que al llegar tu a tu esquina tenga un previlegiado espacio para saber detenerme - si el semáforo que te mira indica que pares - entonces me voltearía rapidamente, me tomaría el pelo, sacaría algo del bolso, amagaría, como un inofensivo sortilegio, Amagaría. Si te viera en el metro sería distinto, es decir, si te viera caminar por el andén, esperando con calmada impaciencia que se abran las puertas del carro, me subiría en el vecino vagón - no ya un comunicado tren - y observaría con encubierto ademán la carpeta que sostienen tus manos, descifrando por la ovalada rendija, los extraviados datos, ajenos al día en que sorteando otros rostros te diviso casual Si te viera en algún mercado eso sería sin duda otra cosa; estarías escudriñando en semillas, anudándote anillos, colgando un morral. Por lo que inevitablemente Me detendría en el puesto de enfrente - detrás del mostrador - y agazapado y atento, esa alegoría viviente del ruedo se suma en seguida al vínculo estrecho del giro; en donde sin mediar una tregua, el vaivén del lenguaje se acopla en tus ojos, felinos. Esparciendo un atónito gesto en el mercader.