Ella
Puedo decir que te vi circular infinidad de veces
y que tus grandes ojos fueron como un imán.
Incluso puedo decir que mi excesiva cautela
condujo esa citadina energía a un epicentro
de similitudes insospechadas
- fue en un concurrido bar -
y ese murmullo interno dictó la línea de fuego.
Ya no existía la necesidad de replegarse.
todo el barrio tenía tu nombre.
El café, la ventanita , el ladrido de un perro…
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