Tercer dedo de la derecha
Todo empezaba ahí,
en el tercer dedo de la derecha.
Algo más que un anillo
colgando del anular.
Sabiamente deslizado
sobre el traje de terciopelo
- y mi ojos -
esperando algún quiebre auditivo
que hiciera incapie
en el desborde del tercer dedo de la derecha.
Sin embargo, su personalidad ocea
corona al dedo meñique y este a su vez
lo devuelve a su trono.
Inoperante reinado del tercer dedo de la derecha;
ya no repite el discurso de antaño.
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